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Algunos profesionales desempeñan actividades que se rigen por una normativa concreta y unos requisitos muy rigurosos, ya que sus decisiones pueden tener grandes consecuencias humanas o materiales en el caso de que ocurra un siniestro. En este grupo de profesionales pueden enmarcarse los que desarrollan su actividad en sectores como el minero, forestal, la obra pública o civil, la geología, o los ingenieros de caminos, etc.

Los criterios ESG (environmental, social and governance) forman parte del lenguaje de todas las empresas que quieren mejorar su estrategia corporativa basándose en criterios de sostenibilidad y buen gobierno. Estas líneas directrices son las que actualmente apoyan las inversiones, las compras, las contrataciones y las actuaciones de las empresas que pretenden cumplir con la Agenda 2030 a través de estos criterios, de hecho, tal y como expresan el Pacto Mundial “podríamos considerar que el auge de la inversión socialmente responsable ha aumentado la intensidad del foco sobre los mismos”.

El sector sanitario trabaja por la mejora de la salud de los pacientes cada día, empleando a los mejores profesionales para conseguirlo en todos los niveles: médicos, enfermeras, administrativos, personal de limpieza, restauración, informática y demás sectores implicados en el tratamiento de los pacientes, todos tienen la responsabilidad de actuar con el mayor de los cuidados en el desarrollo de su actividad profesional.

En los planes de negocio de cualquier empresa es imprescindible contemplar los riesgos que esta pueda correr: riesgos económicos y patrimoniales, personales, materiales o de cualquier otra índole. Contar con las herramientas necesarias para prevenir cualquiera de estos imprevistos debe estar en la hoja de ruta de todas ellas.

El comienzo de un nuevo año es inspirador de buenos propósitos, es momento para plantearse el reciclaje profesional y la ampliación de conocimientos, no solo para mejorar en nuestro trabajo, sino en otros aspectos relacionados con el crecimiento personal. Las escuelas de formación presentan nuevos programas y temarios formativos, las academias impulsan nuevas actividades y los cursos de formación dan su pistoletazo de salida. Por su puesto, entre las obligaciones de escuelas y profesionales se encuentra, sin duda, la de garantizar que sus alumnos desarrollen las actividades propuestas de forma segura, ya sea en sus instalaciones o en el exterior.

Existen algunos conceptos que rodean al mercado asegurador que es importante conocer, no solo para que la contratación de pólizas sea la más conveniente posible para cada individuo, sino para conocer los riesgos que debemos cubrir para desarrollar nuestra actividad diaria con toda seguridad.

Las luces de Navidad inundan las calles de las ciudades y los pueblos. Los mercadillos navideños ya están instalados en todas las plazas y son visita obligada para grandes y pequeños. Estos eventos tan señalados, que dan cobijo a las castañeras, a los puestos que venden los adornos para la casa, tiendas de bromas y souvenirs, exposiciones de belenes y un buen número de artistas callejeros, son el foco de las aglomeraciones que en estos días se dan en todas las ciudades.

La actividad empresarial está sometida a una creciente regulación normativa en ámbitos cada vez más diversos. Esta exigencia regulatoria conlleva no pocas obligaciones y eleva la carga de responsabilidad, tanto para las organizaciones empresariales como para sus directivos. De ahí que las compañías y sus ejecutivos estén expuestas a posibles demandas judiciales por múltiples causas que, además, crecen a un ritmo exponencial.

El mercado asegurador ofrece a las empresas y a los profesionales un amplio catálogo de pólizas para cubrir los riesgos a los que se enfrentan derivados de su actividad. Algunos de estos seguros para empresas son obligatorios y otros cubren los requisitos específicos de cada sector profesional.

Hasta hace algunos años, el mercado asegurador era más reducido que el actual, con productos que estaban más estandarizados y en donde la diferencia la marcaba en esencia la gestión de los siniestros. Ahora, la industria del seguro es mucho más global y competitiva, lo que significa que ya no basta con ‘colocar’ seguros, sino que es clave el análisis, la prevención y poder ofrecer una amalgama de soluciones para los riesgos de 360 grados adaptada a cada cliente, en función de sus necesidades y de la industria en la que este opere. Por ello, es fundamental contar con especialistas dentro de la entidad aseguradora que no solo sepan de seguros sino que, también, posean un profundo conocimiento especializado de cada sector y ramo en cuestión.